sábado, 16 de agosto de 2014

Bosque

-Se está haciendo tarde- exclamó Pauline.

La luna seguía firmemente sus pasos a medida que la noche avanzaba. Era un 10 de agosto como cualquier otro, pero algo lo hacía diferente. El leve susurro de las hojas al caer de los árboles hacían que la chica temblara de miedo. Se sentía sola y abandonada, sin nadie con quien platicar. En medio del bosque, el sonido de un arbusto la hizo detenerse. -No tengo miedo-dijo para sí misma, intentando bloquear su temor, pero de nada sirvió. De un momento a otro, se encontró corriendo mientras una tenue lágrima rodaba por su mejilla. Estaba llorando.

De pronto, se escucha una voz. -Tranquila, no estás sola- dijo la voz misteriosa.